Día 5

Lo siento por no escribirte ayer, los fines de semana me desmadro y se me van las ideas, pierdo las costumbres, empezaré por algo curioso en la mañana del viernes:
Soñe que salía por la noche y me encontraba a Alberto, yo iba directamente hacia él, estabamos en una calle larga, con dos farolas solamente y no se veía mucho. Él iba mirando hacia el suelo y cuando levantó la cabeza y me vio no me reconoció, su cara era la de alguien que ve a otro en su misma situación, uno más en el rebaño. Justo cuando ibamos a cruzarnos me paré delante de él y empecé a pegarle con toda la furia que podía en la cara, era una sensación distinta, hasta gratificante, se cayó al suelo y yo proseguía dandole patadas en la tripa, al irme, le pise los huevos.
Bien, me levanté con dolor en los puños, parecía que el sueño había sido de verdad, hacia mucho que no me pasaba... Fui a clase, y cual fue mi sorpresa al toparme con Alberto, éste tenía un ojo morado y unos puntos en la ceja, me fijé en que andaba raro como demasiado abierto de piernas. La verdad que me quedé pensativo un tiempo, joder que casualidades de la vida, yo sueño con darle una paliza y efectivamente se la dan, me congratula pensar que hay gente que comparte mi odio hacia él.
Por la noche no pudimos ir a la plaza grande, según parece se están poniendo serios y había dos coches de policía esperando a todo aquel que se atreviese a sacar las botellas en su presencia. No hay problema, si no podemos allí nos buscamos otro lado, la represión nunca causará efecto, y menos con nostros, los jóvenes, que nos es innato el ser revolucionarios y antisistema.
Y de lo que se puede sufrir siendo buena persona también me di cuenta anoche, esta sociedad que estamos creando fomenta el individualismo radical, cada uno piensa en si mismo, nada más, si piensas en los demas tienes escrito en la frente la palabra sufridor/a.
El odio, el rencor, es algo que pervive con mucha facilidad y aunque creamos que lo tenemos superado todavía nos falta un gran paso que dar.
Hasta mañana...